Vuelta al cole: el grupo de WhatsApp

En estos días veo muchos comentarios en Twitter y Facebook renegando de los grupos de WhatsApp de papis de la clase y os quiero dar mi visión. Yo renegaba el año pasado también cuando me encontré con ese tema, pero al final he tenido que cambiar de opinión.

¿Me he vuelto buenamadre? NOOOO… y precisamente por eso, a mí, como malamadre que no se entera de ná, me sacó de más de un apuro el curso pasado, me explico:

Tú llegas corriendo, loca de la vida, a recoger a tu niñ@, con la hamburguesa ensalada aún en el esófago, el coche aparcado, bien en doble fila o bien subido en la acera (gracias señores agentes por hacer la vista gorda) y con unas ganas locas de achuchar al buenhijo que, oye, es verte y ponerse a llorar y a gritar como un energúmeno, que tú te pones hasta colorada, porque el resto de niños llora cuando les llevan por la mañana… y tú en tu paranoia sientes que te miran y que seguro que están pensando “¿este no es el nene que vino el primer día con los ojos morados porque ‘se cayó’ con la bici?”

Así que, con el numerito que te monta, tus ganas de salir pitando de allí y el conocimiento de que vas a tardar unos quince minutos en llegar al coche (que no está a más de tres a paso normal) es que ni ves. Todo esto el día que haces una rally para llegar te da tiempo a recogerle, que si no, el que va es el abuelo y bastante tiene el hombre para estarse fijando en algo que no sea su nieto correteando de un lado a otro (claro, claro, llorar sólo llora si voy yo).

Total que llegas a casa y empiezas a oir el grupo de Whatsapp y piensas “qué coñazo rollo, otra vez los papás, qué querrán ahora” y lo silencias. Y ya cuando te vas a la cama, te acuerdas y se te ocurre echar un vistazo a los mensajes y es cuando ves la foto del cartelito del tablón de la clase y te enteras de que:

¿NOTAS, qué notas? Ay madre con lo pequeño que es el niño y ya me oculta las notas, claro lo habrá suspendido todo y seguro que ha falsificado mi firma… Y allí vas tú a las dos de la mañana doce de la noche con la linterna del móvil entrando en su cuarto a por la mochila, pensando ya en tu amiga X que fue a un reformatorio y no ha salido tan mal… y dispuesta a escribir una nota de disculpa en la agenda para la profe, cuando metes la mano y ahí te encuentras el boletín (además de un par de bizcochos, de los que desayunaba hace un mes, más duros que una piedra), que llevas paseando unas dos semanas, increíblemente no muy arrugado y sin firma falsificada por ningún sitio y encima ves que tu pequeñ@ terremoto no lo está haciendo tan mal (o al menos eso parece), porque lo que no tiene “CONSEGUIDO” lo tiene como “LO INTENTA” (ya me hubiera gustado a mí que en mis notas en lugar de un “insuficiente” me hubieran puesto un “lo intenta”, jeje… ) y hasta separas a su padre de la XBOX despiertas al buenpadre para enseñárselo.

Así que bendices la tecnología y estás a punto de contestar al grupo con un mensaje de agradecimiento, pero mejor lo dejas, que no quieres que te descubran como malamadre tan pronto.

Imaginad que en lugar de ese mensaje es uno tipo 

¿Excursión????... qué excursión???... Yahí estás tú, a las dos de la mañana doce de la noche preparando al niño un bocata de lo que consigas encontrar a esa hora que le pueda gustar...

O mi favorito:

(Fue el día que me enteré de que en este cole daban natación desde los 2 años)

En esa ocasión no tuve más remedio que disculparme porque el niño no llevara el bañador y el gorro de piscina del uniforme, porque por mucho que llamé a la tienda del cole a las 2 de la mañana, me saltaba un contestador..., pero al menos fue a la clase, si no le hubiera tocado quedarse con los niños de la clase de al lado... Así que, amigas, no reneguéis que no sabéis cuando un grupo de WhatsApp os va a salvar la vida de un apuro…