El martes fui a hacerme una ecografía 3D. Ya me la hice cuando esperaba a Speedy y esta vez Papá decía que no lo veía necesario, que era un gasto tonto... y sí, es verdad, es un capricho, ya que no lo cubre la sociedad, pero si lo tenía de uno de los niños, me apetecía tenerlo también del nuevo hermanito. Ya va a llegar el pobre a un inicio de vida de "segunda mano", no va a estrenar ni cuna, ni cochecito, ni trona, ni ropita... así que por algún gasto que haga en él tampoco va a pasar nada... no??
Esta vez, por la hora a la que me citaron y por el hecho de que Papá no parecía muy entusiasmado con la idea, me llevé a los Abus y les encantó la experiencia. Yo quería que, sobre todo, lo viera mi madre, porque cuando la otra vez vio las fotos de Speedy en 3D dijo que la daba "mal rollo", que parecía que iba a tener un nieto alien, pero así, viendo en tiempo real cómo se movía, cómo se chupaba el dedo, tragaba alimento, y cómo esbozaba un par de sonrisas, la historia la gustó mucho más.
La doctora fue amabilísima y muy cariñosa y además esta vez tuvimos la suerte de que el bebé se dejó ver perfectamente, cosa que no siempre ocurre, doy fe. Se parece mucho a su hermano... :)
Es un recuerdo muy bonito. Entiendo que con los tiempos que corren Papá tiene parte de razón en cuanto a que es una prueba innecesaria, pero la crisis pasará y esta experiencia no vamos a tener otra oportunidad de vivirla, así que ya me lo quitaré de otro sitio...
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