8 de mayo de 2013

Sábado zoorprendente

Hace tiempo que queríamos llevar a Speedy al zoo, porque desde muy pronto le llamaron mucho la atención los animales y lo primero que empezó a imitar fueron todos los ruidos que hacen. Cuando ve en la tele caballos (creo que son sus favoritos) de una película o los animales de los documentales, se vuelve loco, chilla y patalea con gran emoción. Son las únicas veces que presta atención a la "caja tonta" (ojalá esto no cambiara con los años).

El caso es que hemos estado esperando al momento propicio tanto por edad como por climatología y por fin este sábado nos decidimos.
La experiencia no pudo ser mejor. Aguantó como un campeón las 5 horas que estuvimos y disfrutó muchísimo, sobre todo con los monos del culo rosa que tenían montado un gran alboroto. Cuando le sentamos en la silla del coche para volver a casa se desmayó de lo cansadito que estaba con tantas emociones.

Lo único que no me gustó de la visita fue el poco respeto de algunas personas por las normas. Entiendo que en el acuario, donde piden guardar silencio, yendo con niños sea un poco difícil de cumplir, pero lo malo es que la mayoría de voces las dan los adultos. Entiendo que hace ilusión dar de comer a los animalitos, pero para eso venden unas bolitas de alimento especial para ellos, las patatas fritas de bolsa no son una buena opción de menú para ellos.

Y ya el colmo es lo de las fotos con flash en los lugares donde te piden expresamente que no lo utilices. En el acuario llevábamos delante de nosotros un personaje que no se cortaba un pelo, ¡¡venga flashazo a todos los peces!!. Y no sólo eso, hay una sección que mantienen especialmente oscura porque son especies que necesitan esa oscuridad para vivir, pues ¿¿¿no va el tío y se pone la linterna del móvil para mirar bien???
En fin, vergüenza ajena por algunos individuos que tendrían que cambiar su puesto en las jaulas con algunos de los animales, ellos dentro y el burro fuera...

También es cierto que no es barato, afortunadamente Speedy aún no paga pero sólo la entrada normal para dos adultos ya cuesta 40 euros y por supuesto hay que llevarse comida porque si no allí te pegan un sablazo que te dejan tiritando. Para que os hagáis una idea sólo la botellita pequeña de agua te cuesta 1,50,
así que imaginad el resto de cosas.

Pero dejando aparte esas pequeñeces, lo recomiendo efusivamente, yo tenía miedo de que fuera mucha paliza pero al final fue un éxito. Es cierto que nos dejamos algunas cosas por ver porque tampoco había que forzar las cosas, pero así tenemos algo nuevo para la próxima visita.



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